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Juan Infante, un adelantado a su época

Tiempo de lectura: 3 minutos
Texto: Mario Zottola
 Fotos: Familia

Pionero de la gastronomía y la restauración en Madrid

Con su elegante bigote y su imagen de gentleman inglés, Juan infante pertenece a esa raza de empresarios de la gastronomía y la restauración, a los que Madrid les debe un homenaje.

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Trabajador incansable, de modales finos y mirada aguda, fue uno de uno de los empresarios que revolucionó el mercado de la restauración en el Madrid de los años ’80. Creó “Pizza jardín”, un modelo de negocio que se alejaba de la clásica pizzería copiada de las trattorias romanas. En su caso, eran locales alegres, con una decoración casi tropical, donde se podía tomar una buena pizza a precios razonables.

Al primer local situado en la calle Pensamiento, 16… y allí sigue después de casi ¡35 años!. A ese local siguieron otros tantos a puerta de calle y en centros comerciales. Emblemático, fue el que abrió en el centro comercial Moraleja Green, en su etapa de apogeo, donde era imposible conseguir mesa con menos de una hora de espera.

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Otro de sus grandes éxitos fue El palacio de Anglona, abierto en 1989 que revolucionó la vida nocturna madrileña en lo que a restaurantes se refiere.

Siempre abierto a nuevos desafíos, auténtica punta de lanza del sector, conmocionó la zona noreste de Madrid en 1991 con su restaurante “La Leyenda”, situado al lado de la carretera de La Coruña y a pocos metros del centro comercial de El Corte Inglés de Pozuelo. Aprovechó con inteligencia una vieja casona con un amplio jardín y la convirtió en el lugar preferido por madres y padres para celebrar la comunión de sus hijos. Las reservas había que hacerles con un mínimo de dos años de anticipación. Los fines de semana las colas de coches para entrar eran interminables.

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Visionario y audaz, con un olfato comercial digno de los grandes pioneros, se atrevió a instalar “Samarkanda” en 1993, en una Estación de Atocha que estaba en obras y en la que los jardines tropicales eran todavía un proyecto. Le dió a su local un aire a la película “Memorias de Africa” y aquello fue el no va más. Un gran restaurante, fino, a precios asequibles, en una gran estación de tren y con parking incluido, sacudió a los clientes que querían comer o cenar en un lugar diferente. O mejor, celebrar la boda, en uno de sus salones anexos.

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Pero tal vez su mayor éxito fue la introducción en Madrid, o mejor, en el centro de Madrid, en 1994, de un local con auténticas costillas americanas. Trajo a España “Tony Roma’s”, un modelo de negocio que pronto encontró miles de adeptos que no querían coger el coche e irse a los típicos restaurantes de la carretera de Barcelona, especialmente a El Descanso.

Amante de los perros, maestro cetrero, siempre fue un hombre distinguido. Hoy disfruta de un merecido descanso y observa, supongo que con satisfacción, que sus negocios han crecido y siguen ocupando un lugar destacado en la restauración madrileña.

Madrid le debe un homenaje a este hombre de hablar pausado y sonrisa franca. Mientras ese homenaje llega, GASTROYSTYLE se lo rinde con unas sencillas palabras: ¡Gracias Juan Infante!

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